jueves, 15 de agosto de 2013

Testimonio y experiencia





María de Nazaret. Reflexiones personales

Esta reflexión sobre María  es fruto del interrogante, de los hechos, del valor de la tradición( experiencia del pueblo y de los santos, cristianos ejemplares), de la interpelación de la  propia Palabra.
María aparece unida  a la experiencia que marca el nacimiento de la Iglesia: Pentecostés, experiencia del ESPIRITU SANTO, confirmación de la  PROMESA ( “no les dejaré solos…”); el gran desconocido, sin embargo, en la masa de la Iglesia. Esto habla  de un déficit  de evangelización  y por tanto de maduración  que nos recuerda la pregunta de Pablo a los de Efeso acerca del bautismo que habían recibido.

También me atrevo a afirmar que María sacada del contexto, puede llevarnos, como en épocas pasadas a una espiritualidad más moralista que pascual, precisamente porque es la Palabra de Jesús, muerto y resucitado lo que el ESPIRITU  NOS RECUERDA, y la que nos acerca al corazón del Padre. La acción del Espíritu  iluminándonos con la Palabra de Jesús coincide con la propuesta de Maria: “Haced lo que El os diga" En nuestra escucha, sin embargo, María  ha de estar presente enseñando los gestos: silencio, escucha, fidelidad, constancia, ORACIÓN, y de manera muy especial –lo entiendo después- en su papel de intercesora

Las secuencias siguientes  han ido formando parte  de hechos, experiencias e interrogantes  en el acontecer de los últimos años

1.-Recuerdo  que charlando con unos marinos,(uno ortodoxo y  otro budista) en el Stella Maris, se me ofrecería la oportunidad de leer el texto de la visitación de María a Isabel, y concretamente  el momento en el que ésta dirigiéndose a María  se interpela  diciendo  ¿“cómo viene a mi la Madre de mi Señor”?. El ortodoxo no admitía que se llamara Señor  a Dios (No creo que sea general, en esta confesión, ese criterio, sino que se debía  a su escasa/ inmadura formación ) El texto ayuda además  a  reconocerla con el título Madre de Dios
2.-Una primera interpelación fue la de advertir que María no aparece como testigo de la Resurrección de Jesús en ningún pasaje del evangelio. Mi experiencia personal, mi encuentro con Jesús, es encuentro con su Palabra, que ilumina una situación de llanto profundo, de arrepentimiento, constatando, mi pecado, mi impotencia para serle fiel. Mi alma exclamó al experimentar la Presencia: ¡Es verdad, Cristo vive; El Señor ha puesto su mano en mi hombro!
Experimento el perdón, la cercanía de Jesús, vivo, resucitado, la misericordia de Dios. Identifico Resurrección  y Perdón. Más tarde comprendo, reconozco, en el acto, el cumplimiento de la Palabra refiriéndose  a la promesa del Espiritu Santo : “El Espíritu  os recordará la Palabra que les he dado”. 
(Como pueden  advertir  en tan corto relato que describe la experiencia personal del encuentro, estamos proclamando  tres verdades del Credo: Padre , Hijo  y Espiritu Santo..Más aun, también la Resurección de la carne  y el perdón de los pecados..E incluso todo el credo  si compartiera todos los hechos que enmarcaron lo  ocurrido...Y es que la experiencia personal contiene el credo de la Iglesia
 Esto  que he escrito en cursiva y entre paréntesis,  no estaba en el relato original de esta reflexión, pero al incluir el logo del Año de la fe  me ha invitado a redactar  lo reseñado. Esta tarde,  cuando visitaba un petrolero, el marinero de guardia,  que era filipino , mostró su alegría, al ver el logo en el cartel del día del Carmen que le entregábmos -el editado  Canarias-  exclamando ¡ Logo del Año de la FE!) 


3.-Por lo anterior  deduzco que María de Nazaret no necesitaba  aquella experiencia, lo que justificaba  el dogma de su concepción virginal: Concebida sin pecado original. Confirma la enseñanza de la Iglesia sobre este particular

4.-Llama la atención  que sí aparece reunida con los discípulos del Señor  en  He 2, junto a las mujeres que le habían seguido en compañía  de María, la madre de Jesús, y sus hermanos. ( concreta el texto los nombres de los apóstoles y de María)  Dicen permanecer  en oración después de bajar del monte. Recuerda, en el contexto (He 1) las muchas experiencias  de resurrección que han tenido. Durante los cuarenta días que permanece entre ellos  les enseña lo relacionado con el Reino. Sin embargo  parece que aún hay algo que les limita. Sucede la experiencia de Pentecostés. Ya no dudan en manifestarse y publicar su fe. María está con ellos aunque no se dice nada de ella…como tampoco con el hecho de la Resurrección

5.-Desde que reciben  la propuesta de Jesús en la  ascensión, transcurre  un tiempo hasta el  Pentecostés ( tradición nueve días, base/referencia de las “novenas”) que parecen vivir en actitud orante, a la espera  del cumplimiento de la promesa, lo que parece indicar  una actitud a seguir. Lo que es evidente  es que María , era la Madre  quien  mejor conocía al hijo( nadie como ella), era la llena de Gracia, la que había experimentado la acción del Espíritu Santo  en su historia  y en consecuencia  tuvo que jugar  un papel clave, trascendente en aquel retiro con los discípulos, entre otras cosas fortaleciendo su ánimo  y animando su confianza

6.-Se me ofrece valorar  el estado de ánimo de los amigos  de quien ha sido ejecutado y del que tienen confirmación de haberle visto resucitado, particular/ personal y comunitariamente, así como el vínculo y la relación con la madre Saben por ella  muchas historias  y de modo especial  la referida a su concepción . Ella, no es difícil imaginarlo, alienta y sostiene el ánimo de los amigos y discípulos de su hijo. Para ellos tiene que ser el mayor consuelo  y la mejor referencia Ella es por otro lado  la madre de su AMIGO. Su presencia  y acompañamiento  da la seguridad  de la madre. Ella  que confió y esperó, animó la espera y la confianza  en el cumplimiento de la PROMESA Su experiencia creyente está fuertemente  fundamentada desde la concepción. Su actitud ante el  sacrificio de su hijo en la cruz, recuerda a la madre de los Macabeos  ante el martirio de su hijo más pequeño después de ver ejecutados a los demás

7.-En la celebración Diocesana del Pentecostés la palabra parece invitarnos a mantener la actitud orante, intensa, perseverante junto  a/con María. Cuando rogamos a ella, realmente estamos, CON ELLA, pidiendo al Padre.
8.-(Este apartado está escrito un año después del anterior, pero lo sitúo aquí por referencias comunes en el contenido) Hoy día de S. Andrés (30 de noviembre  2012) en el espacio (30 minutos )de meditación- silencio que nos damos  en el Centro Madre Matilde, antes de la  eucaristía, posiblemente motivado por la festividad de S. Andrés, uno de los apóstoles del Señor  que  aguardaron con María   el cumplimiento de la promesa  del Espíritu Santo,  se  introdujo el criterio de la oración comunitaria que  vivían. La relación con María  en la oración de aquella ocasión, me recordó el rezo del rosario que lo voy experimentando como la oración a, desde, CON María al Padre  que contiene no sólo la alabanza  y la petición sino también  el compromiso (incluye el Padre nuestro) La repetición pone en riesgo la atención y la constancia, actitudes y gestos que  recuerdan la espera y la confianza en  el cumplimiento de la promesa. Estas conjunciones me sugirieron reconocer el rezo del rosario como la oración de Pentecostés Vuelvo a este punto recordando  que últimamente  me gusta, consuela, conforta rezar el rosario  sabiéndola a mi lado, caminando conmigo- siendo  pecador- reconociéndola como amiga, hermana , Madre

9.-Siguiendo con la anterior  reflexión, en  ese mismo espacio de tiempo me agradó recordar  el fuerte vínculo que el hijo tiene con la madre (en la naturaleza humana) y el papel que la madre siempre juega con el hijo. Posiblemente fuera la circunstancia  de que es viernes y la escena del calvario está vinculada a este día. El hecho  me permitía admirar la lección de la propuesta de Jesús al vincular  de aquel modo  al discípulo y a su madre-mujer ( fuente, seno ,cuna  de los hijos)  partiendo y fortaleciendo una relación natural, biológica, afectiva, social…sobrenatural

10.-Este pensamiento que continua en el marco  de lo descrito anteriormente, me lleva a insistir en la propuesta de los Misterios del Mar o de la Misión, que ya hace tiempo se me ocurría proponer  como oración para la gente de la mar, pensando que el marino, estaría necesitado de utilizar en su plegaria, realidades que vive en su profesión. Recordé también que era día de S. Andrés,  pescador. El evangelio del día  nos recordaría  justo el texto de su elección ( me acabo de dar cuenta ahora, mientras  estoy escribiendo) que seleccionamos  como primer misterio a contemplar en los misterios del mar  o de la Misión  (Los titulamos así al constatar que  los textos seleccionados no sólo tienen relación con el mar, sino que tienen que ver con los Apóstoles a quienes se les encarga la Misión)




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