ANTONIO NORES CASTRO Y EL BUQUE HOSPITAL “ESPERANZA DEL
MAR”.
Capitán Jose Pino
Capitán Jose Pino
Cuando vivimos unos momentos tan delicados,
críticos por culpa de una crisis que amenaza con llevarse por delante la ley de
valores establecidos, y donde los principales dañados, a parte de la población
en general, son un colectivo con más mala prensa de la necesaria, es necesario
recordar y volver la mirada al pasado para ver que los funcionarios no siempre
fueron los trabajadores mimados de la Administración, ni siquiera los
protegidos, hubo un tiempo donde esta gente no solamente eran currantes de a
pie, sino que de su inventiva particular y de su trabajo en general surgían
ideas que eran merecedoras de todos los elogios posibles.
En 1956 D. Antonio Nores Castro, funcionario
del Instituto Social de la Marina y Jefe de Administración del Ministerio de
Trabajo (llegaría a ser el primer Director Provincial del ISM en Coruña),
aprovechando su período vacacional, solicita al entonces Presidente del ISM,
Almirante D. Jesús Fontán Lobé, un permiso extraordinario de dos meses, para el
estudio de un proyecto que le ronda la cabeza, la incorporación a la flota de
Terranova de un buque auxiliar que haría las funciones de hospital y apoyo, a
similitud de las flotas extranjeras y máxime teniendo en cuenta que pasan de
cuatro mil los tripulantes españoles que surcan las aguas del Atlántico Norte.
Para su estudio partirá de las condiciones actuales sanitarias de los marineros
españoles embarcados y de su falta de atención religiosa (compréndase el
momento político y social que nos incumbe).
Aprobada su solicitud, D. Antonio Nores
contacta con la compañía coruñesa COPENAVE (Coruñesa de Pesca y Navegación) que
en ese momento posee tres parejas operativas en la zona de Terranova, el “Parrote”-“Palloza”,
“Vispón”-“Muela” y “Riazor”-“Bastiagueiro” y un mercante encargado del traslado
de la pesca de su flota, el “San Antón”, que recala en Saint Pierre para el
transbordo de bacalao para España y mercancía para sus barcos, y que será el encargado
de transportar a D. Antonio a las frías aguas nórdicas y su posterior embarque
en los pesqueros. A bordo de las parejas será capaz de elaborar un
pormenorizado estudio de tres aspectos fundamentales: las zonas de pesca,
detallará los calderos y su ocupación por parte de la flota estacionalmente
dependiendo de la época del año. La flota pesquera, estudio al detalle de todos
los barcos que en 1956 se encuentran trabajando en Terranova, elaborando un
censo por bous y parejas, según su procedencia de Galicia o el País Vasco
mayoritariamente, con todo lujo de detalles de las características y número de
tripulantes de cada uno. Y finalmente las campañas y capturas de la flota,
estudio de la duración y el valor de las mismas, incluyendo un estudio de
viabilidad económica de los barcos en función de sus capturas.
Todo éste preámbulo irá encaminado al
razonamiento para la consecución de un buque hospital que se ocupe de nuestra
flota. Para el buen fin de ésta empresa basará su estudio en cinco diferentes
aspectos:
Aspecto
sanitario:
Un barco en la zona, en las proximidades de la flota, teniendo en cuenta que en
esa época las condiciones de trabajos son penosas, aportaría progreso al
paciente y sobre todo el ahorro en el tiempo de exploración, motivo definitivo muchas
veces para la salvación de personas, su actuación inmediata sobre el paciente.
Aspecto
religioso:
La asistencia espiritual sobre cuatro mil almas en una época en que se
consideraba al hombre completamente aislado durante mareas largas era de una importancia
vital a ojos de la tranquilidad del individuo y la buena marcha de la empresa
económica.
Aspecto
meteorológico:
La incorporación de la necesaria tecnología a bordo del buque hospital, sería
capaz de informar de la predicción de ciclones y hielos a los buques en
caladero y a los que inician ruta hacia puerto base o hacia el inicio de marea
camino de Terranova, hecho éste fundamental para ahorro de tiempo y seguridad.
Aspecto
oceanográfico:
Los datos suministrados por la flota pesquera operando al mismo tiempo y
centralizada en una base de datos conjunta es fundamental para el estudio sobre
la concentración y evolución de los stocks en los caladeros que se ocupan.
Aspecto
apoyo técnico:
La presencia de técnicos in situ que solucionen problemas mecánicos, eléctricos
o paradas por haber cogido en la hélice cabos o redes, evitarían suspender
faenas de pesca y las pérdidas de capturas que pudieran ocasionar.
Tras todo éste estudio teórico y técnico, D.
Antonio Nores plantea un posicionamiento basado en una previsión económica
digna de un buen economista y donde realza su estudio afianzándose en una
posición que no deja lugar a dudas, la viabilidad financiera del proyecto. Para
este aspecto se basa en el coste del buque hospital que Portugal tiene en la zona,
el “Gil Eanes”, que además tenemos alquilado para ocuparse de nuestra flota
secundariamente y que nos cuesta cinco millones de pesetas de la época al año
(los franceses tienen la fragata “L´Aventure” y los holandeses el “De Hoop”).
La pérdida de nuestra flota de pesca debido a accidentes y averías, D. Antonio
la calcula en veinte millones de pesetas al año sobre un cálculo de diez mareas
año.
A
partir de aquí nuestro protagonista elabora un plan de gastos sobre el coste
del barco hospital de cincuenta millones de pesetas, con una amortización de
veinte años y con un gasto de explotación sobre personal y consumos de siete
millones y medio de pesetas/año, y a pagar con la compensación de las
aportaciones obligatorias de los armadores al Seguro de Enfermedad y Accidentes
del Mar y el Trabajo. Nuestro funcionario elabora además un estudio para el
caso de que ésta financiación falle por parte del Estado y sean capaces los
armadores de hacerse cargo del proyecto y coste del barco hospital, en forma de
mutualidad o cooperativa por parte de las empresas dedicadas al bacalao durante
el año en curso.
Anticipándose a su tiempo, D. Antonio Nores
es capaz de elaborar un compendio de condiciones higiénicas y alimenticias,
mantenimiento e implantación de botiquines, y sobre todo obligatoriedad de
reconocimientos médicos, que curiosamente con el paso de los tiempos se
convertirían en aspectos obligatorios en la vida pesquera.
En 1962 todo este pormenorizado y detallado
estudio se presentará en el VIII Congreso Económico Sindical celebrado en La
Coruña y donde se contemplaba la construcción de un buque hospital de apoyo a
nuestra flota bacaladera del norte. Pero curiosamente no sería hasta 1977 bajo
la presidencia del ISM de D. José Luis Taboada y siendo Presidente del Sindicato
Nacional de Pesca D. Agustín Bárcenas y Reus que se presenta en Cortes y se
aprueba éste estudio que además hacen suyo, sin tener nuestro protagonista ni
el reconocimiento ni la importancia soberana sobre un proyecto que para los
pescadores ha sido fundamental, y que a D. Antonio Nores le costó tiempo y
dinero, y que estaba amparado únicamente en su amor a la mar.
En 1977 el Instituto Social de la Marina
compra en el astillero Palma S.A. de Palma de Mallorca un portacontenedores de
nombre “Andalucia”, el cuarto de una serie formado por el “Suecia”, “Dinamarca”
Y “Noruega” para la Empresa Naviera Sevilla, que convertirá y acondicionará en
buque hospital al que renombrarán “Esperanza del Mar” de 81 metros de eslora y
14 de manga, con 2.122 Toneladas de Registro Bruto, señal de llamada EHOA e IMO
7524225. Quedará operativo en 1982, y quiso el destino que coincidiese su
estreno con el cierre y entrada en vigor internacionalmente de la aplicación de
las 200 millas, con lo cual desaparecía nuestra flota de Terranova y el barco
hospital no pudo ir para las aguas proyectado inicialmente, hubo que destinarlo
al caladero canario-sahariano donde toda la flota reconvertida del norte se
concentraba para ocupar la pesquería de marisco y pulpo. Tras una vida operando
en la misma zona, el “Esperanza del Mar” es dado de baja en 2002, entrando en
servicio ese año un moderno buque-hospital del mismo nombre y construido en
Naval Gijón, complementado por un segundo barco hospital en 2006 del mismo
astillero y nombrado “Juan de la Cosa”.
Mi agradecimiento a D. Antonio Nores y a su
dedicación desde su funcionariado a las gentes del mar, demostrando que los
cargos los engrandecen las personas. Agradecer igualmente a su hijo Antonio
Nores la deferencia de hacerme llegar tan valioso estudio y un acopio de un
pequeño álbum de fotos de la flota y la pesquería en Terranova en 1956, una
verdadera joya..
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