El viaje a Dakar, a
bordo del "Sierra Espuña" de la Compañía Naviera del Norte, duró del
26 de febrero al 9 de marzo de 1968.
El lugar de destino - Dakar - fue elegido por el elevado contingente
de onubenses que faenaban en aguas del Senegal o trabajaban en el puerto de la
capital. Fue precedido de varias reuniones del Prelado con las familias de los
pescadores, tanto en Huelva como en otros pueblos costeros (Lepe, Cartaya, Isla
Cristina), en las que don José María se fotografiaba con los familiares, hacía
grabar cintas con mensajes a los pescadores, y recogía paquetes para
entregarlos en Dakar. Así pudo llevar más de 200 fotos, 19 "casetes"
con cintas grabadas y más de 100 paquetes que hicieron felices, por unas horas,
a aquellos buenos hombres del mar.
El 9 de febrero de 1968, antes de emprender su viaje, dirigió una
carta a las familias de trabajadores del mar en la que les dijo:
Sobre mi conciencia de obispo y Pastor de todos pesa el
inmenso mundo de los hombres de la mar. . . Tantos y tantos marinos de Huelva
que lejos de la tierra y de sus seres queridos durante meses, trabajan en aguas
de la costa africana.. Quiero conocerles, conocer su ambiente de trabajo,
conocer su barco, y por ello he decidido embarcarme, recorrer la ruta a donde
ellos van, y recalar en DAKAR para compartir allí durante algunos días su vida.
Pero como el mundo de la mar no lo forman sólo los
hombres que se van, sino también las esposas que se quedan, sus familias que
sufren la separación, quiero asimismo conocer y saludar a estas familias,
compartir con ellas su soledad y la distancia de sus seres queridos, antes de
emprender mi viaje: Porque, para comprender al hombre de la mar hay que conocer
antes su ^hogar.
Por ello, os invito a una reunión sencilla donde podamos
conocernos y saludarnos y me ofrezco desde ahora a ser portador de un gran
saludo y mensajes de amor para vuestros seres queridos en DAKAR. Me ofrezco
también personalmente a llevar todo aquello que pueda ser para vuestros
familiares recuerdo grato: paquetes, cartas, vuestra misma voz grabada en cinta
magnetofónica.
Los Capellanes del Apostolado del Mar, Padre Ignacio y
Padre José, que me acompañarán en mi viaje, os indicarán el día, la hora y el
lugar de nuestra reunión en la que cuento con vuestra asistencia.
El viaje es un viaje misionero al modo de San Pablo que
embarcó también, para llevar hasta los más alejados mares su mensaje de amor y
fraternidad.
Quiero llevar ese mensaje de amor en vuestro nombre a
todos vuestros familiares alejados de su hogar.
Hasta pronto que nos veremos, os bendice en el
Señor"
En el Centro "Stella Maris" de
Huelva, el Siervo de Dios conversó con cada familia de los marineros en
particular. Un total de 200 fotografías y 10 rollos de cintas, junto con
multitud de paquetes fue el resultado de esas entrevistas y el bagaje humano,
onubense, que junto al espiritual, distribuiría el obispo a los marineros.
Al embarcar en el "Sierra Espuña"
el Siervo de Dios fue recibido por el capitán Joaquín Aranguren y varios
miembros de la tripulación. Después de saludarles cariñosamente procedió a
instalar el Sagrario en su camarote. Al preguntarle si estaba contento de
realizar este viaje dijo que lo deseaba mucho y que su viaje era exclusivamente
de carácter pastoral:
"Quiero llevarles con mi presencia,
a todos esos marineros unas horas de consuelo, de paz, de alegría, llevarles,
en suma, la palabra de Dios, porque también ellos están confiados por el Señor
a mis obligaciones pastorales como obispo.
Embarco en el 'Sierra Espuña' como un
marinero más, no quiero ninguna distinción, deseo solamente sentirme entre
ellos para comprenderlos mejor y amarlos más. Las diócesis como Huelva,
lanzadas desde siglos a los mares y los nuevos mundos, tienen que extender su
acción apostólica hasta el último rincón donde un alma confiada a nosotros nos
aguarda, quién sabe si con ingente necesidad".
Se inscribió como "Marinero-Capellán" del
"Sierra Espuña", llevando el Santísimo en la Capilla improvisada de
su propio camarote. A lo largo del recorrido y durante su estancia en Dakar saludó
personalmente a unos 250 diocesanos entregándoles fotos, cartas, mensajes y
paquetes de sus familiares en la península. Por radio logró contactar con más
de 2.000.
El gesto fue apreciado en todo su valor por aquellos
trabajadores del mar, para quienes el obispo dejó de ser ese hombre lejano que
se habían imaginado, para convertirse en un verdadero amigo o, mejor, afectuoso
padre.
Al regreso, el Comandante de Marina de Huelva, don
Carlos Martínez Valverde, se creyó en el deber de escribir en la Hoja de
Servicios del "Marinero-Capellán" este cálido elogio:
"Con
profundo respeto y cariño, consigna aquí este Comandante de Marina, oído al
Capitán del buque "Sierra Espuña", el elevado espíritu marinero del
señor obispo don José María García Lahiguera, que ha hecho posible recogiese
óptimos frutos de su elevada misión pastoral, a flote; misión que ha producido
un gran impacto en los hombres de mar de toda España en lejanas aguas de
África. Para que sirva de recuerdo escrito de la expedición marinera a S.E. Reverendísima,
se siente orgulloso este Comandante de Marina de firmarlo en Huelva, el día de
San José, 19 de marzo de 1968".
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