CEREMONIA DE ALTO BORDO PARA
ENTREGAR EL 'XXI PREMIO LITERARIO NOSTROMO, LA AVENTURA MARÍTIMA'
Bien es verdad que Cecilio Pineda guardaba
un as en la manga. Desde el Café Nostromo había contactado con el director de
Editorial Juventud, Luis Zendrera, asiduo del local, un tipo inteligente,
afable y con suficiente corazón como para escuchar con algo más que la atención
que exige la cortesía la propuesta descabellada del capitán Pineda. También
fueron arrastrados a trabajar en el proyecto algunos marinos habituados a
participar en los empeños más duros e ilusorios. Fue mi caso.
Ese año de gracia, 1996, tuvo lugar el I
“Premio Literario Nostromo. La aventura marítima”, naturalmente dedicado a
Joseph Conrad, autor de la novela que da título al Café creado en 1990 por unos
cuantos soñadores encabezados por Cecilio Pineda, y al concurso literario. Y
Ayer, en el Museo Marítimo de Barcelona, en una ceremonia dispuesta con mimo
por los responsables de la institución, Roger Marcet y Elvira Mata, se entregó
el XXI premio Nostromo, tal vez el mayor acontecimiento cultural de la alicaída
vida marítima española. Dedicado a una escritora de aliento profundo,
Carme Riera, mallorquina, que escribe en un catalán primoroso.
De los parlamentos que se ofrecieron
desde la mesa que presidía el acto hay que destacar, en primerísimo lugar, las
palabras del presidente actual de amigos de Nostromo, Agustín Montori, capitán
de la marina mercante, miembro desde el origen del grupo de fantásticos
soñadores que desde 1974 han protagonizados las obras más interesantes de la
marina civil, desde el SLMM hasta el universo Nostromo y la empresa Naucher.
Dijo Montori que la cultura es convivencia y todos entendimos que en la
situación actual de Cataluña esa frase no era una obviedad, sino un deseo de
calma y sentido común. Por su parte, Roger Marcet anunció su despedida del
Museo Marítimo por jubilación.
Finalmente, tras escuchar una versión de
“La balanguera”, el himno de Mallorca, interpretada por un violinista y una
guitarra, excelentes, se dio lectura a los ganadores de los premios Nostromo de
este año, la XXI edición. El premio infantil fue para Xavier Coll, siendo
finalista Ona Mestre, que recibieron sus galardones de manos del Manuel Roca,
el empresario de las míticas “Golondrinas” del puerto de Barcelona, otro soñador
de la cultura.
El premio grande, el Nostromo de 2017,
fue para Fernando de Cea Velasco, por una novela que cuenta la historia de dos
viajes, uno en 1973, la goleta PITCAIRN, y otro actual del velero TRES FORCAS.
Ambas historias componen un thriller trepidante cuya final no
quiso el autor hurtar a los futuros lectores.
El acto acabó con tapeo a bordo de una
“golondrina” paseando por las aguas tranquilas y oscuras del puerto de
Barcelona.
Naucher Global
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