Pascua de 2005 en el puerto de Tenerife
A bordo del
Hannet
Preparando el programa del curso, advertimos que de igual manera a lo
que sucede en la Campaña de Navidad, la Pascua tenía motivos excelentes para acercar al marino, la noticia de la Resurrección del Señor,
diseñando para ello, un banderín o cartel
que anunciara el acontecimiento. Teníamos mucha ilusión en el proyecto.
Era martes de la 1ª semana de Pascua. En la
visita a los barcos del día
anterior había olvidado la carpeta de
los carteles de Pascua en el Stella
Maris; en esta ocasión lo tuve en
cuenta.
El Hannet, atracado en la Dársena de los
Llanos, parecía, por el nombre, un barco con tripulantes extranjeros.(la
bandera, si mal no recuerdo, era de Panamá) Al subir a bordo, el marinero que
me recibe habla español, es cubano por el acento. Nos presentamos y expliqué el
motivo de mi visita. Como hubiera subido información en inglés, volví al coche
para recoger el material en español que
incluía los carteles. Con Destellos, le
entrego la felicitación diocesana.
No retuve
su nombre cuando nos presentamos al inicio, así que se
lo volví a preguntar: Pedro, me dice. Muy bien, yo me llamo Juan, le confirmo a mi vez. Es un detalle,- le subrayo los nombres- pues traigo un cartel
que hemos elaborado con ocasión de la Pascua
y serás el primero que lo recibe: anuncia la resurrección de Jesús. Es
una casualidad, reitero destacando lo de los nombres, -Juan y Pedro-, primeros
testigos de la resurrección, y que fuérais
los primeros en recibir el anuncio que hacemos por vez primera. ¿Pedro y Juan?,
me contesta interpelado, y señalando a otro compañero que se acercaba en ese
momento, exclama, y aquí está Jesús, refiriéndose al amigo que llegaba.
Quedamos asombrados ( le reconocía en la sintonía creyente) por las
“causalidades” y agradecido personalmente al Señor por su presencia, pues el hecho
además de todo lo reseñado, incluía el
momento próximo al “Primer día de la
semana”. (Remite a la experiencia de Maria de Magdalena que reconoce a Jesús al ser llamada por su
nombre)
Un par de años más tarde visitaría otro barco, también cubano, en esta
ocasión atracado en el dique del Este .Mientras saludaba y hablaba con el marinero de guardia, escucho una voz fuerte de adentro del barco que
contenía sorpresa y alegría, que casi gritaba mi nombre al reconocerme sin que yo le hubiera visto ¡Pedro! Le grité al reconocerlo. Después del abrazo, quise
contarle al marino que me había recibido de qué conocía a Pedro, y él me contesta que él
ya se lo había contado ..;lo que me ayudó a entender que el
pan que alimentó a Pedro , también sirvió
para otros … Y así me resulta fácil comprender
como se produce la multiplicación de los panes
Juan Esteban
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