martes, 8 de septiembre de 2015

La GRATUIDAD genera el EQUILIBRIO



 GRATUIDAD 
El sol, el aire, el agua, precursores de la vida,
se donan, se ofertan  a raudales,
en  inmensos torrentes de luz ,
y penetrando el viento los rincones
profundos, oscuros de las rocas.

La misma vida germina gratuitamente
en formas   muy sencillas primero,
para después cubrir los montes y los valles,
de  hierba fresca, exuberante y generosa.

Brotan  aquí y allá las flores,
que llenan  de perfumes y colores el paisaje.
Todo, absolutamente , sin costar nada..

Con sus semillas se alimentan los pájaros del cielo,
que rompen con sus trinos el silencio y alegran el  alba.
De los pastos verdes, comen las liebres
que son a su vez comida, para la vida
de unas realidades más complejas y perfectas.

En los ríos, los lagos y los mares,
la abundancia es un signo de la vida,
en formas y tamaños,  múltiples y variados. 

En cualquier lugar de la madre Tierra,
cualquier forma de vida, es comida de otra.
En las laderas, aun las hierbas sencillas y  mas pobres,
generan la materia donde germinan y crecen,
los árboles que enriquecen  la tierra,  por nada.
De sus ramas  brotan frutos  del que comen  todos,
grandes y pequeños , los hombres y los animales.

Todo es abundante, generoso, gratis.
La vida sirve a la vida: unos de otros son comida
La perfección, el equilibrio, la paz y la armonía,
parecen ser constantes  del  proceso

Aún la minúscula célula que no es posible verla,
a  simple vista, habla de autodonación, cuando,
para dar la vida a otras, se parte a si misma en dos.
El cordero da su carne  y su lana sin dinero,
para alimentar y vestir al  humano que se hizo mercader.

LA GRATUIDAD parece la música de fondo
de toda la Creación  que va interpretando,
junto a otras notas, la sinfonía de Amor,
que se escucha por los montes,  valles y mares,
por laderas y caminos, en el trueno y la tormenta;
y hasta  la solidez de las rocas identifican
al Autor, el Amor mismo, que es el Creador.

Ha de realizar un gesto más, el mayor de todos:
Se encarna a si mismo en el Hijo,
para  hacer brotar  el perdón, en el Arbol de la Vida, 
ofreciendo al hombre, a cambio de nada,
el camino del Cielo: su Corazón 
JPedro Mar  
DE RAZONES DE LA VIDA

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