+En el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
EN UN SOLO BARCO
Un barco para todos: hombres y mujeres,
negros y blancos, sanos y enfermos, ateos y
creyentes;
un
barco que Tú conduces hacia el puerto -con mano firme-
en
horas de bonanza y en tiempo de tempestad.
Cuida
Señor, a cada uno de los que navegamos mar a dentro.
¿Cómo íbamos a encontrar la paz si un hermano
nuestro,
un
solo hermano, se hundiera ante nosotros
y desapareciera para siempre de nuestra vista?
¿Quién podría llenar su hueco en nuestro corazón?
Haz, Señor, que, a pesar de nuestras inseguridades,
de nuestras vacilaciones, de nuestros miedos,
nos arriesguemos a dar la mano
a la gente de la mar, a sus familias
y a cuantos necesiten nuestra ayuda,
logremos desembarcar un día, todos juntos,
en el único puerto: el corazón del Padre. Amén.
Hch 27, 27-38 Y
llegada la decimocuarta noche, mientras éramos llevados a la deriva en el mar
Adriático, a eso de la medianoche los marineros presentían que se estaban
acercando a tierra. 28 Echaron la sonda y
hallaron que había veinte brazas; pasando un poco más adelante volvieron a
echar la sonda y hallaron quince brazas de profundidad. 29 Y
temiendo que en algún lugar fuéramos a dar contra los escollos, echaron cuatro
anclas por la popa y ansiaban que amaneciera. 30 Como
los marineros trataban de escapar de la nave y habían bajado el esquife al mar,
bajo pretexto de que se proponían echar las anclas desde la proa, 31
Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave,
vosotros no podréis salvaros. 32
Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y dejaron que se
perdiera. 33 Y hasta que estaba a punto
de amanecer, Pablo exhortaba a todos a que tomaran alimento, diciendo: Hace ya
catorce días que, velando continuamente, estáis en ayunas, sin tomar ningún
alimento. 34 Por eso os aconsejo que
toméis alimento, porque esto es necesario para vuestra supervivencia; pues ni
un solo cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. 35 Habiendo dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios en
presencia de todos; y partiéndolo, comenzó a comer. 36
Entonces todos, teniendo ya buen ánimo, tomaron también alimento. 37 En
total éramos en la nave doscientas setenta y seis personas. 38 Una
vez saciados, aligeraron la nave arrojando el trigo al mar
ORACION
Señor Jesucristo, de la oscuridad de la muerte hiciste surgir la luz. En el abismo de la soledad más
profunda habita, de ahora en adelante para siempre, la protección poderosa de
tu amor; desde el rincón oscuro ya
podemos cantar el aleluya de
los que se salvan.
Concédenos la humilde simplicidad de la fe que no se desvanece cuando nos
acosan las horas de oscuridad y abandono, cuando todo se torna
problemático.
Que tu luz Señor, sea el faro que guíe al marino al puerto de tu corazón
Padre nuestro …
Gloria al Padre …
Maria Estrella de los
mares, ruega por nosotros
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