El Sindicato Libre de la Marina Mercante
Juan Zamora Terrés
El
Sindicato Libre de la
Marina Mercante se conforma en sus orígenes alrededor de dos
polos integrados por activos militantes antifranquistas, bastante politizados,
algunos afiliados a partidos de izquierda, especialmente al Partido Comunista
de España y al Partido Socialista Unificado de Catalunya, y otros sin
afiliación. Un polo situado en Madrid y relacionado con la revista
"Hombres del Mar-Stella Maris" (Jesús Cacho, Javier Lozano, Javier
Sánchez Erauskin…), y otro polo situado en Barcelona (Cecilio Pineda, Francisco
Cubero, Aurelio Queraltó, Agustín Montori, Juan Zamora…). Estos dos núcleos,
especialmente el de la revista del Apostolado del Mar por su estabilidad, sus contactos
y su domicilio público y conocido, fueron con el tiempo aglutinando a una serie
de marinos de otros puertos que con anterioridad se habían destacado, de una u
otra forma, en la defensa de los marinos y en la denuncia de sus graves
problemas laborales.
Juan Zamora Terrés |
En
el verano de 1974, en la
Redacción de "Hombres del Mar", calle Guadiana,
número 6, de Madrid, los capellanes del Stella Maris (Javier Erauskin, director
de la revista, Javier Lozano, José López Boza, Ignacio Palacios), con la
participación de Jesús Cacho y Juan Zamora, que formaban parte del Comité de
Redacción de la revista desde 1973, deciden la formación del Movimiento Obrero
del Mar, MOM. Aunque Alfonso Alonso Barcón afirmó en un artículo publicado en
"Triunfo", número 810, 5 de agosto de 1978, titulado "La
experiencia sindical unitaria de la Marina Mercante" que el MOM fue una creación
bilbaína, la realidad es que el MOM se fundó en Madrid. El mismo Javier Lozano,
motor en Bilbao de todas las iniciativas socio-laborales para el sector
marítimo en ese tiempo, omite por completo en sus "Notas"
mecanografiadas para una historia del sindicalismo en la mar, que el MOM
naciera en Bilbao.
Paralelamente, desde los Stella Maris de diferentes puertos, con Bilbao a la cabeza, se lanza la campaña 2x5 (dos meses de vacaciones por cada cinco de embarque para todas las categorías y a salario real), apoyados en grupos de mujeres de marinos. Esta campaña llegó a reunir 15.000 firmas, que fueron entregadas al entonces Ministro de Trabajo, Fernando Suárez (catedrático de Derecho, no confundir con Adolfo Suárez), el día 21 de julio de 1975. Antes de ver al ministro, las mujeres que representaban la campaña hubieron de pasar por el Sindicato Nacional de Marina Mercante, SNMM, el sindicato vertical franquista, donde el oportunista que en teoría representaba a los trabajadores, Antonio Maqueda Noé, procurador en Cortes por el tercio sindical, hizo suya la petición, y Joaquín Fernández, el excelentísimo presidente del Sindicato (con mayúsculas, como exigían los jerarcas del Régimen), las trató con descortesía.
La intervención de la Iglesia en el movimiento obrero se remonta en la España franquista a principios de los años sesenta cuando se crea la Hermandad Obrera de Accción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Católica (JOC). Esta corriente, junto a los comunistas, constituiría la práctica totalidad de la oposición obrera al franquismo. Cenetistas y ugetistas habían desaparecido del panorama sindical a causa de la feroz represión de la posguerra.
En el caso del SLMM, de sus orígenes en
Bilbao y Madrid -Apostolado del Mar-, y Barcelona –PSUC-, se cumple plenamente
el análisis de Jordi Solé Tura (“Unidad y diversidad en la oposición comunista
al franquismo”, 1986), cuando afirma que no hubo en Catalunya ningún movimiento
político, social o cultural, bajo el franquismo, que no tuviera al PSUC como
uno de sus inspiradores, y, a menudo como el inspirador principal; y el de Juan
Pablo Fusi (“La reaparición de la conflictividad en la España de los sesenta”,
1986), cuando destaca la importancia de la Iglesia en todos los movimientos sociales
antifranquistas generados en el País Vasco.
Si bien el MOM nunca tuvo pretensiones de
organización estable y de hecho nunca llegó a ser otra cosa que un referente
demócrata y antifranquista, el primero en el sector marítimo tras la guerra
civil, las ideas que lo conformaron, claramente expuestas en un manifiesto
ciclostilado en la revista Hombres del Mar a finales de agosto de 1974,
sirvieron de armazón para el lanzamiento del Sindicato Libre de la Marina Mercante.
A saber: la unidad de todas las categorias laborales a bordo; y la
independencia y autonomía de los partidos políticos y centrales sindicales, sin
que ello signifique apartamiento del movimiento obrero.
Las reuniones del MOM solían ser
encuentros en Madrid no planificados de antemano, que coincidían con algún otro
motivo: comité de redacción de "Hombres del Mar", preparación de
algún acto o campaña del Apostolado del Mar, etc. A los nombres citados hay que
unir los de José Luis Taheño, Iñaki del Corte, Fernando González Vila y José
María Ruiz Soroa.
Probablemente, el MOM hubiera acabado en
una iniciativa sin más relevancia práctica que poner en relación a algunos
marinos preocupados por la situación del sector marítimo, de no mediar la
guerra del decreto, como tituló "Hombres del Mar" (marzo 1975), a la
protesta de las Escuelas de Náutica contra el decreto de 9 de agosto de 1974,
que obligaba a realizar las prácticas para la obtención del título de capitán y
jefe de máquinas a bordo de barcos nacionales. De este modo se suministraba
mano de obra forzosa para tripular la flota española, donde, salvo excepciones,
se cobraban sueldos muy bajos y las condiciones laborales eran penosas. La
inacción de los organismos legales (SNMM y Unión de Oficiales de la Marina Mercante),
resultó también decisiva para que la protesta se canalizara por vías no
oficiales. El serio malestar creado por el decreto en los titulados de la
marina mercante (puente máquinas y radio), propició la organización de numerosas
reuniones de marinos en torno a las Escuelas de Náutica -que permanecieron
cerradas de febrero a abril de 1975-, en las que, del problema concreto, se
pasó a considerar cuestiones de carácter más general (véase al respecto “Un
decreto que impide navegar. La marina mercante también en conflicto”, revista
"Triunfo", número 648, 1 de marzo de 1975).
De esas reuniones, en particular de las
que celebraron en Barcelona, nació la idea de crear un sindicato democrático de
marinos al margen de los cauces del franquismo. Y poco después, también en
Madrid, en la sede de “Hombres del Mar”, se dio carta de naturaleza al
Sindicato Libre de la
Martina Mercante, SLMM. Era el mes de abril de 1975.
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